
Llamas a mujeres a las que en un pasado no te atreviste a hablar de tus sentimientos, porque eras un cobarde antes y lo sigues siendo ahora. Esperas que los sentimientos que albergas por tus intereses de antaño sean ahora, con el paso del tiempo recíprocos. No importa nada ya, porque no lo serán. Y, en el peor de los casos, quizás sí lo sean. En el peor de los casos, quizás sí debiste haber hablado con ella diez años atrás, cuando te demostró que te apreciaba, y quizás algo más. En el peor de los casos, descubrirás que todo este tiempo es lo que has perdido, que ella te amaba y tú lo has sabido pero que, entre tanto, los dos habéis sido como un barco hundido. Quietos, parados, silentes, vacíos...
No es buena idea remover el pasado. No es buena idea. Las cosas que fueron deben quedar atrás. Y las que no se dieron, se deben olvidar. Saber que te hundes no es un consuelo, pero ayuda, y mucho, a sobrellevar el duelo...
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