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jueves, 9 de diciembre de 2010

"Segundos" 0018

Estás harto. Hundido. Compungido. Tienes a tu lado a alguien que una vez quisiste, pero que ya no pinta nada, y no ha realizado ninguno de los sueños que ambos, con ilusión, trazasteis. Cada día hacéis lo mismo, vais a los mismos lugares, habláis lo mismo (si es que habláis), y, probablemente, discutáis por las mismas cosas que siempre. La rutina y la mansedumbre se ha apropiado de vuestras vidas, y nada de lo que hacéis os reporta las mismas satisfacciones que antes. En tu vida, antes de esto, mucho antes, planeaste ser alguien diferente. No mejor, ni peor. Diferente. Alguien con otras perspectivas. Ahora aquí estás, recorriendo centros comerciales en fin de semana como expresión de la diversión suprema. Empujando el carrito de lo que una vez hiciste sin pensar en las consecuencias. "Cuando eras más joven eras diferente", piensas. Ahora ya no te sonríen las jovencitas como antes, y sabes que no lo harán más ya. Salvo que todo cambie. Ella no es que esté más contenta que tú, todo sea dicho. Le prometiste que te casarías cuando la dejaste embarazada, pero aún no lo has hecho. Ella se emocionó cuando se lo dijiste, pero no lo has vuelto a mencionar, y ella no te dice nada para que no te sientas presionado. Es más, ahora es en lo último que piensa. En su cabeza sólo hay sitio para pensar en qué momento te dice que os descuidasteis otra vez en aquella cena a la que fuisteis y en la que los dos bebisteis más de la cuenta. Pronto será invierno, y todo será más triste, más gris, menos apacible. Te mira y piensa que no le gusta tu pelo, ni la estúpida chaqueta que llevas para aparentar menos edad de la que tienes. No le apetece estar contigo, ni a ti con ella, pero todo da igual. Tenéis que soportaros y aguantaros. No sois lo que esperabais que la vida os iba a deparar, pero, ¿qué hacer? A veces, el segundo mejor es el mejor al que puedes aspirar. Por las noches, cuando todo está en calma y oscuro, intentáis volar. Os abrazáis fuerte y os amáis, dando por sentado que así os alejaréis de lo que os rodea, pero cada mañana despertáis y caéis al suelo. No nos engañemos. La primera vez dejó su poso, y te pareció muy importante, pero ya pasó, y tras cada noche, vuelve a haber una mañana. ¿Y qué hacer, o qué decir? Los segundos se convierten en horas, y las horas en días, pero al final de todo, vuelve a haber otra mañana... Es como ya te he dicho, a veces, el segundo mejor es el mejor al que puedes aspirar...

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