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sábado, 19 de febrero de 2011

"Esta Ya No Es Mi Parada" 0041

Hola, no se si me conoces. Creo que sí, que has sido consciente de mi existencia durante todo este tiempo, pero, hasta ayer, escogiste ignorarla. Soy el chico tímido que se sentaba cerca de ti en clase. Soy ese muchacho taciturno que te veía a veces en esa cafetería mientras estabas con tus amigas. Soy ese tipo lo suficientemente guapo como para resultar agradable, pero no lo suficiente como para que reparases en mi presencia. Soy el que te ha sujetado la puerta mil veces en el cine cuando salías. El que te ha dado los buenos días en el supermercado, ahí, en la sección de frutas y verduras. Soy quien se ocupó de ver que llegaras a casa sana y salva aquella noche que ibas de lado a lado de la acera a las tantas porque tu novio del instante prefirió seguir de fiesta con sus amigotes en vez de acompañarte. Soy quien sonríe cuando me cruzo contigo en la calle, y quien se queda sin voz cada vez que te ve e intenta cruzar una palabra susurrada en el pasillo de novela moderna de la Biblioteca.

Me pregunto muchas veces si sabes que existo, si en tu universo se refleja el mío, si en un momento dado alzarás tu mirada y me descubrirás cerca, más cerca de lo normal, tan cerca como para tocarte, y besarte, y susurrar mi nombre, y quién sabe, quizás decirme que estabas esperando que te dijera algo en cualquiera de las múltiples ocasiones que el destino ha querido ponernos en la misma secuencia espacio temporal, pero que, al ver que no lo hacía, te has decidido a hacerlo tú. Me cuestiono la justicia de una vida en la que gente que claramente debería estar junta se aleja porque uno de los dos no reúne fuerza, valor o confianza suficiente como para mirar a los ojos del otro y decirle: "Es a ti a quien quiero..."

He sabido desde siempre que tú y yo estamos predestinados. Creo que nací sabiéndolo. Por eso durante años me he puesto en tu campo de visión de manera deliberada, para ver si alguna vez conseguía  acertar a colocarme en tu punto de mira, pero siempre ha sido en vano. Hasta tal punto que, por fin, decidí abandonar la inútil empresa de conquistarte. Y me vino bien. Al poco tiempo, conocí a otra persona, otra muchacha que, como yo, había perseguido su estrella sin conseguir atraparla. Otra que, como yo, había decidido dejar de perseguir sueños que luego no están a la altura de las realidades, y que hacen daño. Nos conocimos en una librería, y todo cambió. Empezamos a salir y todo nos va perfecto. Y seguirá yendo así, aún a pesar de que ayer, en el autobús, ahora que tú estás sola y ya no te rondan tantos pretendientes como antes, te sentaste a mi lado y me dijiste que te sonaba mi cara. A pesar de que me dijiste que ibas a ir a esa cafetería en la que en tantas ocasiones te he observado furtivo. A pesar de que dejaste caer que te parecería buena idea que te acompañara. Todo hubiera sido perfecto meses antes, pero, ahora, tan sólo te puedo responder que lo siento, pero esta ya no es mi parada...

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