Powered By Blogger

lunes, 14 de febrero de 2011

"14 De Febrero" 0039

No esperaba nada de este 14 de Febrero, y menos mal, porque nada saqué. Y menos de ti. Si acaso, lo de siempre. Bueno, lo de siempre no. Conseguí olvidarte, y no es cosa baladí. No sé muy bien por qué te empeñabas en aparecer y desaparecer de mi vida, consiguiendo en mi corazón un efecto parecido al que sienten los desenganchados a la heroína. Los que caen una y otra vez.

Te perdías durante meses, y era imposible dar contigo. Siempre tenías cosas que hacer, aventuras por vivir, sueños que conquistar, y en ninguno de esos planes cabía yo. Me volvía loco, pensando en qué sería de ti, en dónde estarías, si seguirías viva o si pensarías en mí. de pronto, un día volvías, y yo, como un cachorrillo, corría a tu encuentro. Me prometías el oro y el moro, me decías que todo sería distinto a partir de aquel instante, que estarías a mi lado, que no me podrías olvidar jamás. Y yo caía en la trampa, y te amaba de nuevo como si nada de lo anterior hubiera pasado. Entonces, cuando ya me tenías de nuevo enganchado, tensabas la cuerda, y me hacías rogar y suplicarte para no lograr nada. Cuanto más nos acercábamos, más me separabas de ti, y, nuevamente, desaparecías. Ahí yo me desesperaba, enloquecía de amor, de rabia, de odio y de celos, y prometía al Cielo que te olvidaría para siempre, que nada de lo sucedido volvería a repetirse, que no me importabas y que nunca volvería a querer saber de ti. Pasaba por el duelo como alma en pena, dándole vueltas, y sufriendo como un colegial. El tiempo transcurría, y poco a poco, te iba olvidando. Hasta que, de pronto, ya no te recordaba apenas. Y ahí, en ese instante, como si un resorte en mi cerebro te avisara de manera subconsciente, volvías. Un mensaje en el contestador. Una llamada a horas intempestivas. Una petición de ayuda desde cualquier punto del mundo. Y allí estaba yo de nuevo, olvidando el dolor, las noches de insomnio, las lágrimas y el desprecio. Y así mil millones de veces, y a cada cual más dolorosa la pérdida que la anterior, y más excitante el recuerdo. Pero no este 14 de Febrero, otra vez no. Te di la última oportunidad, te abrí mi corazón, la caja de mis sentimientos, mis verdades y mis miserias. Te ofrecí la posibilidad de explicarte, de decirme por qué me hacías esto a mí, que te amaba. Me dijiste que, simplemente tú eras así, y que, en realidad, yo te caía bien, pero no te importaba. No lo suficiente al menos.

Este 14 de Febrero tus palabras atravesaron mi corazón certeras como una bala, y decidí que en realidad, quizás tú no valías nada. Me convencí de que, por mucho que recorra un camino que no lleva a ningún sitio, no conseguiré que me conduzca a donde deseo. Y desde este 14 de Febrero soy feliz, aunque esté solo, porque ya no te espero. Desde este 14 de Febrero soy feliz porque te he olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario