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domingo, 20 de noviembre de 2011

"El Hombre Hueco" 0056

"Hace mucho que no entro por aquí, no me tomo una copa con vosotros y os cuento el desastre letal que es mi vida. Hace mucho que no uso vuestro hombro para llorar mis penas a la luz de una vela, rodeados por la bruma del temor, el olor del resentimiento y la amargura de la melancolía. Hace mucho que no lloro por las esquinas de este mundo fantástico, formado por unos y ceros. Y no es porque no haya tenido ganas de hacerlo en estos meses, no. No es porque no me haya podido la impotencia al ver que soy incapaz de reconducir mi propia vida hacia terrenos inhóspitos, nuevos y desconocidos,  tales como el éxito social, el reconocimiento sincero o, simplemente, el día a día tranquilo y sin sobresaltos. No, nada de eso ha sucedido, pero, por pura pose, por mantener mi fachada incólume, he decidido voluntariamente sustraerme de contaros mis penas y miserias que, al fin y al cabo, tampoco son tan diferentes de las de cualquier otro ser penoso y miserable de los tantos que habitan este mundo, o cualquier otro.

No consigo tomar las riendas de mi vida, y, más allá de eso, permito que sean otras personas, extrañas, ajenas y desconocedoras absolutas de mi persona y mis circunstancias, las que guíen mi destino. No puedo tomar decisiones sin consultar a presuntos oráculos que creen que saben de todo y no conocen de mi realidad nada. No soy siquiera capaz de mirar a los ojos a nadie y decir "Todo, lo bueno y lo malo que en mi vida ha habido, se debe, sola y exclusivamente, a mi propia voluntad, ya sea para bien o para mal", porque sé que es mentira. Siempre me he dejado arrastrar por la corriente. Siempre he permitido que otros me conduzcan a la perdición, sin oponer resistencia. Siempre he formado parte de una masa informe que ha guiado mi destino hacia derroteros inesperados pero no del todo extraños para mí, ni inapropiados.

A día de hoy, y si miro a mi alrededor, veo todo lo que no he conseguido, y me tiemblan las rodillas al pensar en la ingente cantidad de cosas que me quedan aún por no conseguir. No soy nadie de provecho, no he conseguido triunfar sobre nadie, no he encontrado nadie que comparta mi vida, ni nadie que quisiera compartirla pero yo se lo negara, en un ejercicio de egoísmo supremo. No he desentrañado el significado de mi existencia, ni tiene pinta de que logre desentrañarlo en breve. A cambio, vivo una existencia anodina, fría y gris, abocada a la desilusión constante y a apagar las pocas luces que se encienden en mi camino a base de dolor, lágrimas y desencanto. No consigo mostrar quién soy, ni parece que nadie quiera asomarse a verlo, y quizás con razón.

Soy el que se sienta en el fondo del local, pretendiendo ser interesante, pero que está allí, solo, sin nadie que le acompañe, simple y llanamente porque no encuentra ni encontrará quien quiera sentarse a su lado. Porque no tiene quien le escuche. Porque no encuentra quien le soporte. Y todo esto porque ya han visto, por fin, lo hueco y vacío de su discurso. Algo aparentemente banal se convierte en esencial, y muestra la vacuidad de su propuesta vital. No soy nadie, y yo lo sé. Pero lo más triste es que tú lo sabes también, y no sólo porque te lo haya dicho ahora. Ya lo sabías de antes.... Pero te engañabas..."

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