Powered By Blogger

sábado, 9 de abril de 2011

"El Recorrido" 047

Hoy ha hecho un año de tu partida. Un año de camino recorrido desde que nos dijimos adiós. Un año. Sin rencores, ni simpatías. Sin nada. Te fuiste sin decirme nada agradable. Te fuiste, y un día que nos encontramos me miraste como a un extraño. Soy de los que necesitan explicaciones para todo, de los que racionalizan las emociones, de los que no pueden dar un capítulo por cerrado sin saber quién es el malo o por qué ha sucedido lo que sea que haya pasado. Tú me dejaste, así, sin más. Ni siquiera llegamos a celebrar tu cumpleaños en aquel sitio que dijiste...

No debimos besarnos aquella tarde tan soleada, en la que nos encontramos con todo el mundo, y todos nos miraban como si fuéramos la pareja perfecta. No debimos dejarnos acercar tanto el uno al otro, pues lo nuestro iba a haber sido una relación problemática desde el principio, si bien ten por seguro que me hubiera dejado cortar el cuello por ti desde el primer momento en que te eché la vista encima. Nada de lo que planeamos llegó jamás a realizarse, y hoy por hoy, sólo recuerdo el suave tacto de tu mano en mi mano, el dulce sabor de tu rouge de labios mezclado con el del tabaco rubio, y lo sedoso del tacto te tu cabello, negro como el azabache. El día que decidí no amarte hacía ya mucho que te habías marchado, y las lágrimas que derramé ya se habían evaporado, pero las cicatrices del alma y del corazón aún estaban frescas. Aún hoy, como cuando una lesión ósea crónica da molestias los días que anuncian tormenta, cada vez que se acerca el aniversario de todo lo que pudo ser pero no fue, de las heridas de mi maltrecho músculo cardíaco brotan lágrimas de sangre, llorando la pérdida irreparable de algo que quizá nunca debí haber encontrado. Hoy miro por la ventana, y al calor del sol primaveral, recuerdo tu voz, y las cosas tan profundas que me decías, y las verdades y las mentiras ya no me parecen ni tan verdaderas ni tan falsas.

Siempre que miro a la estantería, y veo el hueco del libro que te regalé, y que me resisto a rellenar con otro por temor a olvidarte, me embarga la melancolía, y la luz, el aire y el tiempo se detienen, me abrazan, y me transportan al mejor de aquellos días, el que nos besamos por primera vez, aquel en el que bajé la guardia, aquel en el que aún podía decirte que hacía años que no me partían el alma y el corazón, como tú hiciste... 

Esta noche, guardaré un recuerdo especial sobre ti, para tratar de olvidarte brindando a medianoche por ser capaz de olvidarte del todo pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario